El jardín árabe es sin duda uno de los estilos con más carácter y encanto. Este diseño se creó en la cuenca mediterránea como respuesta a la calurosa climatología y como lugar de retiro espiritual. Estos jardines son herederos de varias tradiciones, como la islámica, la cultura asiri de Babilonia, el legado egipcio y los persas.

Claramente estamos ante un estilo de jardín que despierta los cinco sentidos, siendo uno de los más deseados en los jardines particulares. Vamos a desgranar poco a poco las claves de este estilo siguiendo a cada uno de los sentidos que atrae.

Vista

Un patio árabe habitualmente se desarrolla en un patio interior, protegiéndolo de las condiciones climáticas y rodeado por un muro decorado con estucos y cerámica ricamente decorada. También podremos adaptarlo a exteriores, especialmente en caso de jardines de mayores dimensiones.

Su diseño suele ser de forma cuadrada con un trazado en crucero que divide los espacios y crea varios niveles en los que organizar los distintos elementos a incluir (nivel de sombra, de plantas con flores, de agua).

Un elemento clave es el agua, diseñado en dos variantes: agua en movimiento a través de fuentes y agua tranquila en acequias y canales, que actuará como espejo ofreciéndonos maravillosos reflejos.

Oído

El sonido del agua, del viento en los árboles y la visita de alguna especie de ave que se acerca a olfatear la variada vegetación, invita a cerrar los ojos y disfrutar de la banda sonora de la naturaleza.

Las fuentes son un elemento decorativo indispensable. El agua representa la purificación, refresca y es relajación. La combinación con canales de riegos facilita el mantenimiento del jardín a la vez que crea unas líneas de agua que darán frescor a todo nuestro jardín.

En espacios reducidos podemos prescindir de canales y acequias y centrar nuestra atención en una fuente con encanto, que cobre el protagonismo del patio.

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Olfato

Los aromas en el mundo árabe son muy importantes, por ello las flores y las plantas aromáticas invaden el espacio intensificando la sensación de estar en un rico vergel. Podemos incluir especies como el jazmín, la lavanda, el romero y otras, combinadas con algunas de floraciones con mucho color, como el geranio, el rosal o el lirio. En cuanto a árboles, podemos pensar en algunos como el laurel, el ciprés, la palmera y los frutales que comentaremos a continuación.

Gusto

Originariamente estos jardines combinaban su misión sensorial con una de huerto. Por ello son muy utilizados los frutales, especialmente los cítricos, y plantas con propiedades culinarias, como la menta, el jengibre o la albahaca.

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Tacto

Estamos ante un estilo de jardín lleno de un gran abanico de texturas. Podemos combinar varios materiales, como ladrillo, azulejo y piedra. La variedad de vegetación también nos ofrece todo un mundo de volúmenes, que junto con el paso del agua crean un atractivo mundo en el que sumergirnos y pasear.